jueves, 23 de abril de 2009

Respiramos el mismo smog y lo vendemos



Mi corto viaje al súper DF fue maravilloso lo bueno fue tener a Moi ahí y poder salir a pasear por Polanco y la Condechi, luego regresar con un taxista “leninista” azteca que me dejó más preguntas existenciales, de ahí en más me la pasé del hotel a la planta y de la planta al hotel y luego pegada en la ventana viendo pasar a los carros que más bien parecían renacuajos recién nacidos en total descontrol, las mañanas naranjas del DF me hicieron la vida imposible junto con el suéter que no llevé y tal cual pollo remojado me iba a trabajar. También como el chiste favorito de Lacho, me llevé los ojos rojos y me los traje a Guadalajara todavía, me tomé una crema de mango (licor) en una mezcalería que tenia virgencitas de Guadalupe en los baños como cabecera de cama, tararie “yo no me llamo Javier” y luego Moi me llevó a una cantina que está abierta desde 1941, donde hice publica mi felicidad solteriana, comí ate de membrillo regalado, y una sopa de lentejas con plátano macho que no quiero volver a ver nunca en mi vida!, también comí con más de 15 personas en una sola mesa pero mis momentos favoritos eran mis almuerzos y mis cenas a solas con los ojos encima de algún caballero andante diciendo “provecho” y yo contestando “gracias”.

Si me hubiera gustado ver a unos cuantos, pero si esos unos cuantos no me han mandado señales ni de humo, para mi entonces quiere decir que “no hay porque”, pues!.

foto de las torres de Satélite hechas por Barragán, que son la metáfora de la siguiente escena: una persona que espera a otra persona en un restaurante, levanta la mano para hacerse ver y en su mano hay cinco dedos, igual que en las torres de Satélite, no por nada ese Barragan es y será el mejor arquitecto, les dejo este articulo...

http://www.arqhys.com/construccion/satelite-torres.html