sábado, 3 de septiembre de 2011

Treinta y cinco

A lo mejor me estoy volviendo más loca que de costumbre, puede ser, lo que si no me perdono es mi abandono propio.

Me acaba de entrar la crisis de los treinta? o solo tengo ganas de llorar? pero si a penas tengo 29, y no se porque siento que el tiempo es agua en las manos y no quiero que pase ni un minuto más sin resolver una que otra duda del futuro que tengo. No se y por más que trato, no entiendo que quería hace 10 años, solo recuerdo estar con el primer M, se que celebre mis 19 en un lugar infantil con gente vestida de botargas, recuerdo el dolor del cuello del space shot, y según yo era muy feliz, pero de eso a tener aspiraciones a futuro no, no tengo ni la mas mínima idea de que era lo que quería, o si estaba segura de querer lo que tenia en ese entonces.

De mi carrera, estoy justo en el punto donde no se si es lo que siempre he soñado es a lo que me quiero seguir dedicando y a la vez estoy harta de tener estas cuestiones tan banales, porque aparte habrá que sumarle la situación en general de estos tiempos, donde hay que cuidar la vida propia a cada instante, en donde quiera que te encuentres, aparte de que hay gente del otro lado del planeta que se muere por no tener comida, y todo eso revuelto me hace sentir que mis problemas no son nada y es cuando viene la vergüenza de mi misma por no hacer nada por ser feliz, tan fácil que es ser feliz, y tan gratis.

Que un hijo? Cual? si ni pareja estable tengo y si les veo cara de compromiso los ahuyento de una manera inconsciente pero eso si, bien eficaz, para que no les quepa la duda de que quiero seguir sola, entonces... Cual hijo? y ahí es cuando el aparato reproductor femenino se pone literalmente sus moños para no ayudar, y sin hablar del reloj biológico que todas cargamos.

Esto ya no se trata de sufrir por uno en especial, se trata de sufrir por UNA MISMA en especial y a la vez de parar de sufrir, que ya llevo 29 años ininterrumpidos de pura telenovela sin igual.

Hace 20 minutos viendo una serie, entendí por fin que a pesar de creerme una persona extra-ordinaria (no por fabulosa, porque realmente no me considero ordinaria), y de luchar contra el cliché de las bodas y bla bla bla, realmente soy una mujer que desea ese anillo de compromiso, POR FIN me entendí a mi misma que lo deseo con todas mis fuerzas ese anillo (de preferencia diamante rosa), y solo por hoy no quiero juzgarme, ni hacerme la fuerte, quiero llorar tanto por eso hasta que me harte de llorar y luego no me acuerde porque empecé a llorar. Me apena mi caso.

Entonces haré lo siguiente, me pondré una fecha limite que se que la cumpliré de aquí a los 35 sabré administrarme de tal forma que lograré mis objetivos, tanto profesionalmente como sentimentalmente, porque se que tengo todas las herramientas para hacerlo, y porque estoy segura de que me merezco todo lo que se me ocurra tener.

Me quiero mucho hoy.